Historia

Una ruta legendaria

Época íbero-romana


Zona de confluencia humana de grandísima importancia. Cruce de importantes vías romanas. Frontera natural entre visigodos y bizantinos por el surco intrabético.


Época musulmana


La vía más corta para acceder al interior de la península, desde el Estrecho. Cora de Takarunna. Dominio Benimerín desde Algeciras hasta Ronda. Frontera suroccidental del Reino de Granada.


Ruta del Contrabando


Tras la ocupación inglesa de Gibraltar (1704), el contrabando tuvo una gran importancia en la economía de toda la zona, lo que acentuó una intimidad y unos lazos que aún perviven en la memora colectiva de las Comarcas del Campo de Gibraltar y Ronda.


Sierra de Guerrilleros


Llamada por los franceses "El camino de la amargura" o "el cementerio francés", nunca se doblegó al ejército napoleónico. Aquí se conformó la guerrilla contra el invasor francés.


Ruta del Bandolerismo


Santuario del Bandolerismo Andaluz, que algunos casos sirvieron de apoyo a los generales liberales Torrijos y Manzanares. Repleta de leyendas de bandidos y asaltadores. Cientos de viajeros del XVIII y XIX, la dieron a conocer al mundo entero.



Un mar de montañas

"La encantadora tierra de lo original, lo castizo, lo romántico, lo poético, lo sentimental, lo artístico, lo antiguo, lo clásico, en una palabra, a  cualquier tema sublime y bello." (Richard Ford)


     
Porque el camino es nuestra meta.


 Sacudamos la modorra de las cañadas.

 Interrumpamos el sueño de carriles.

 Recorramos las huellas del pasado.

 Busquemos las leyendas escondidas.

 Nos esperan secretos insospechados.

 Encontaremos la vía ideal romántica.

 Están todas las realidades posibles.

 La variedad, la sorpresa, el misterio...

 Castaños, alcornoques, encinares...

(Isidro García Cigüenza, 2014)

Historia de La Ruta

Se trata de una de las grandes rutas históricas europeas.


Encrucijada más corta para acceder desde el Estrecho de Gibraltar al interior de la península y abierta al flujo atlántico del suroeste, por ello a su vez, las relaciones con el Norte de África han sido de siempre muy antiguas y permanentes. A tener en cuenta, además, que no hay en todo el territorio andaluz una sola comarca en la que se dé una reproducción de las condiciones medioambientales tan próximas al Rif y al Medio Atlas como la Serranía de Ronda.

Ya en la época íbero-romano era una zona de confluencia humana de grandísima importancia, región estratégica que servía de abrigo desde la costa cercana y que fue cruce de importantes calzadas romanas que venían desde Cádiz (por el portillo de Zahara) y de Gibraltar (por el Guadiaro). Todo este territorio, alrededor de Ronda, constituyó en época romana un nudo viario donde fluían al menos cinco importantes vías, además de múltiples ramales secundarios.  Por otro lado, la proximidad del llamado surco intrabético ha supuesto, a lo largo de toda su historia, una auténtica frontera natural. Ya desde entonces, toda nuestra Serranía, tenía la consideración de zona acuífera, cuyos excedentes eran aprovechados por entidades urbanas relativamente próximas en las que la carencia de agua se mostraba como una constante histórica.

En época romana este pasillo probablemente establecía los límites del territorio de influencia de la ciudad de Acinipo por su flanco occidental y noroccidental y, al mismo tiempo serviría para fijar, a grandes rasgos, la línea divisoria entre los territorios controlados por los castellanos y los que quedaban integrados en el reino nazarí de Granada, lo que aún hoy se puede percibir sobre el terreno por el rosario de fortificaciones que se encuentran a uno y a otro lado del surco. Cisura que anteriormente pudo también servir de línea fronteriza (limes) ente bizantinos y visigodos.


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Serranía Romántica

El relato de estos caminos dio pie al comienzo de una forma especial de literatura de viajes sobre España.


Si la geografía abrupta ha hecho de Ronda, hasta fechas muy recientes, una ciudad aislada y con malas comunicaciones, este aislamiento a su vez le ha dado unas características diferenciadoras a su población y le ha otorgado un especial sentimiento de su propia identidad. Su particular geografía ha determinado su historia. Lo abrupto del territorio hace que se repliegue, se cierre y se aisle sobre sí mismo, siendo tradicionalmente una zona encerrada en sí, en donde los grupos marginados han podido establecerse y mantenerse gracias precisamente a la ausencia de  buenas comunicaciones y la posibilidad de esconderse y enquistarse en el territorio. La historia local nos habla de este fenómeno con los bereberes norteafricanos, con los guerrilleros o con los bandoleros, e incluso el maquis, que fueron siempre un problema para los que quisieron imponer su dominio político en la zona.

La ciudad y el terreno que la rodea ocupa una altiplanicie continental semiplana que está rodeada de un circo de macizos calizos y dolomíticos, con una sucesión de valles compartimentados por cadenas montañosas, en donde se van alternando las tierras calizas (blancas), con las peridotitas (rojas). Hay un contraste continuo entre el monte, los valles y los barrancos profundos. Toda la región no tiene grandes alturas medias, pero si fuertes pendientes y valles profundos, que la convierten en un medio especialmente abrupto e impenetrable. Ha sido una región, donde ha sido fácil imponer el aislamiento, tanto militar como económico.

Sus comunicaciones se establecen a través de puertos de montaña de más de 1000 metros de altura en un paisaje totalmente quebrado que aprovecha los pasillos de los ríos más importantes, dándole una aptitud especial para evitar las invasiones y al mismo tiempo para facilitar el bandidaje.

Pero si la geografía ha sido un elemento de disociación, lo ha sido también de integración. El aislamiento geográfico se ha producido con el exterior, pero el territorio al quedar encerrado sobre sí mismo ha estado totalmente cohesionado y sus habitantes han tenido plena conciencia de ello. Como dice Faustino Peralta: “Es indudable que la Serranía no es solo una unidad geográfica, puesto que ésta ha influido decisivamente como unidad histórica y cultural”. En esta dicotomía de la ciudad y su territorio, con sus luces y sus sombras entre comunicación y aislamiento, siempre la ciudad ha brillado con luz propia.

Esta geografía abrupta y hostil ante una invasión militar, más apta a una guerra de guerrillas que a una guerra convencional, es la que se encuentra el ejército francés en 1810 que se sorprende por la obstinada resistencia de los serranos.  Un ejército que ya en lugares de suave perfil geográfico sufrió el fenómeno de las guerrillas y que aquí en la Serranía se ve impotente para comunicarse y defenderse. El estudio de los caminos en la Serranía de Ronda, es fundamental para comprender el proceso histórico, mucho más de lo que lo es en otras regiones.

Las comunicaciones, aún en el siglo XIX seguían teniendo una estructura totalmente medieval, entre pueblo y pueblo “solo hay abiertas algunas entreveredas y senderos de difícil acceso en las faldas de las montañas que quedan separadas entre sí por profundos barrancos”.

En 1810, la tropas francesas llegan a la zona, intentando establecer un control que nunca llegó a ser totalmente efectivo, a pesar de todos los esfuerzos desplegados por el ejército napoleónico. De poco servía la espléndida y preparada caballería, ni las enseñanzas tácticas de las academias militares francesas del momento. En esta lucha, la principal estrategia era la lógica popular y el conocimiento de los pasos, caminos y defensas que podía otorgar el territorio. Si todas las guerras han tenido un componente geográfico importante, podemos indicar que en el caso de la Guerra de la Independencia en la Serranía de Ronda, el componente geográfico fue totalmente determinante.

Como hemos indicado anteriormente, los caminos en su totalidad eran simples sendas entre pueblo y pueblo. No obstante, destacaban por su importancia los caminos que podemos ver representados en el plano del capitán francés Reveu, que coinciden en gran parte con los señalados también en el plano de los Reconocimientos del Ejército Francés en Andalucía y con los marcados por otra cartografía como el mapa de Tomás López o de Grasset.

(Carlos Gozalbes Cravioto, 2012. III Congreso de Historia de Ronda y la Serranía)